Educación como problema o educación como herramienta de transformación

La educación como “problema” se inscribe en la agenda de los últimos procesos políticos que califican a la misma de diferentes maneras.

Hay que atender a que la educación esta condicionada en sus manejos administrativos desde el estado, en sus canales de financiamiento; y en el diseño de programas y planes por la visión de Estado, que este presupuesto.

Es decir, es cuantiosa la literatura respecto de las “Reformas del Estado” que trataron de resignificar la función del Estado, después de la crisis de la deuda externa del ¨82; de los procesos hiperinflacionarios y de precarización de la vida en general.

Los analistas en ese momento atribuían la responsabilidad institucional a la “variable administrativa”, osea al Estado.

En lo atinente a la educación, entendida como un Problema Social que se traduce o tiene su equivalente en una “cartera administrativa” (Ministerior de Educación); la mencionada Reforma del Estado (implementadas en el gobierno menemista), presupuso la promulgación de la Ley Federal de Educación (LFE).


En la anterior, se homologaron los presupuestos de la reforma de primera y de segunda generación del estado; puesto que a la educación la consignada vinculada a la economía de servicios, poniendo el énfasis en su papel de “cualificación” de mano de obra en dicho rubro.

Se tiene que tener en cuenta que en ese momento se produce la apertura indiscriminada al capital extranjero (industrias telefónicas, flexibles, a los intermediarios financieros, etc); sumado a una creciente tercerización y/o privatización de los servicios estatales.

De modo que se paso a ajustar el presupuesto afectado a la educación; por ejemplo en la provincia de Córdoba, en la década de los ´90, se estableció la “emergencia educativa” y desde una óptica “eficientista” y “economicista” se trato de cerrar compulsivamente establecimientos educativos, sin atender a los requerimientos regionales o a las necesidades de las poblaciones inmediatamente afectadas.


La LFE también permitió la “privatización” de múltiples centros de estudios, que prosiguen el criterio de la utilidad; sin un proyecto integral o pedagógico al respecto.,

Además, los “tanques de pensamiento” de los medios de comunicación eclipan toda discusión sobre problemáticas de educación ; centrándolo en problemas de infraestructura (que los hay) y salariales (que los hay).


Es decir, hay otra experiencia acumulada respecto a que papel le cabe a la “educación” que no tiene la visibilidad que otorgan los medios de comunicación.

La administración provincial, frente a un cuadro socio – económica precarizado para vastos sectores de la población; como dispositivo, instruye que los educandos no pueden “repetir” de año, de modo de contenerlos.

Ahora, un interrogante válido es el siguiente: cual es el hiato entre las experiencias de pedagogos o docentes que proponer otro modelo educativo, con papel de las ONG o el “tercer sector”; y la “administración” que sigue con una visión “clientelar” y economicista del problema? Por que la educación en el sentido común de los comunicadores y de la gente parece ser el “quid” de todos los problemas?

Hay quienes apuntan que se puede empezar a cimentar una solución, aprendiendo a diagnosticar. Es decir, la educación tiene que ser vista desde una vista holística con la dimensión de la DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO, CON UN PROYECTO NACIONAL COMO POBLACIÓN, CON UNA FUERZA DE TRABAJO DIGNA, ETC.

Además tiene que ver con un capital político que varias organizaciones del tercer sector vienen logrando, que deber ser considerada por la administración.
Para eso hace falta dejar de diagnósticar a la educación como la “dádiva para los pobres” y mas como la “virtud que se quiere impartir en función del proyecto de país a construir”.


Personal docente con ánimo, con ganas de cooperar en esta tarea histórica, hay mas que muestras elocuentes; lo que falta es crear una herramienta institucional que articule a la administración (nacional, provincial) con la experiencia trabajada con organizaciones del tercer sector.

Quizás así se puede diagramar una política educativa, en el sentido matricial de la palabra, de ligar a las personas entre sí; de darles Palabra, Razón y Libertad.-

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